Con esas palabras, Irene Alameda cumplió con el cometido de anunciar la llegada de una nueva Semana Santa a la Ciudad de Úbeda
La Semana Mayor de Úbeda arrancaba, inexorablemente, de la mano de la melodía de la marcha “Agrupación de Cofradías”, y de una nueva pieza para el patrimonio musical de Úbeda: “Sólo Dios basta”. Esta marcha, elección de la pregonera, es un regalo de un grupo de hermanos a su Cofradía, la Sentencia, por su XXV Aniversario. La hermosa melodía, compuesta por el maestro hispalense Manuel Marvizón, se estrenaba en Úbeda, en forma de nana para ilustrar el nacimiento de una cofradía en la mente de unos niños, en un guiño musical a BARLOMU.
Acto seguido, Fran Murciano, con su jovialidad y el sentido del humor que le caracteriza, presentó a su esposa, nuestra pregonera, con una declaración de amor, y un relato consagrado por entero a su historia, y su familia. “Sentencia para Irene es Sentencia de Vida”, con esa frase Murciano resumía la vinculación de la pregonera con la que no ha dejado de ser su Semana Santa. Como anécdota, aparte de la de su suegro Paco Alameda, no sólo su marido presentó a Irene, también sus hijos, en la voz de su padre. Macarena, le dedicaba tres palabras: “gracias” y “te quiero”, y el menor, Paco, se atrevía con un soneto.
Tras un sentido abrazo, y un beso, Irene Alameda, tomaba la palabra, para comenzar el pregón intentando responder qué era para ella, la Semana Santa de su infancia. El piano, durante el íntimo relato, pasaba como Alameda, por las melodías icónicas de cada cofradía que protagonizaba los folios introspectivos de nuestra pregonera. De Borriquillo a Columna, pasando por Buena Muerte o Jesús, para llegar al Resucitado, regalando un primer mensaje. “Aquello que era, fue modelando poco a poco mi alma cofrade, enriqueciéndose año tras año, asimilando cada experiencia, en un almanaque de esperanza y nostalgia”, arrancando Alameda un primer aplauso.
“Nuestras cofradías son un tesoro que hemos heredado, y que con mimo debemos legar a nuestros hijos”. Articulaba la pregonera su discurso, con palabras a la juventud, a la esencia cofrade, a su Cofradía, la Sentencia, bajo los sones de “Injusta Condena” a piano, recorriendo un sendero de 25 años “de Fe, Esperanza y Caridad”.
Destacable sin duda, de entre todos los pasajes de su pregón, el dedicado a la mujer en la Semana Santa, protagonizado por su abuela Guadalupe y su madre Tíscar, en una conversación con su nieta y su hija, intentando responder la pregunta de porqué no pueden vestir un hábito o tocar un tambor, reivindicando el papel fundamental de las mujeres en una tradición de siglos. Gracias a ellas, y su lucha, sentenciaba Alameda, “nuestra Semana Santa es más noble y nuestra historia, más plena”.
A los sones de “Amarguras” de Font de Anta, el himno de su hermandad sevillana, la despedida del pregón recorrió un itinerario devocional y peregrino, entre Gavellar y Rocío, que sacó a relucir todas las advocaciones marianas, para finalizar reconociendo que el camino de los peregrinos “es Jesús, junto a su Madre”.
Un verbo, volver, conjugado en primera persona por Irene… Vuelvo. Para rematar su texto, a los sones de “Vida” y “Esperanza de María” declarando a Úbeda como “el escenario donde sucede la historia más hermosa jamás contada”. Gracias Irene.